En Valencia
estuvimos tres dÃas, hospedados en "casa EncarnÃn"
(TÃa de Trini, mi esposa), por lo que no puedo dar referencias de hoteles.
Los dos primeros dÃas los dedicamos a visitar la Ciudad
de las Artes y las Ciencias. El primer
dÃa dedicado exclusivamente a l'Oceanografic , con sus excelentes instalaciones e impresionante acuario,
sin olvidar su refinado (y carillo) Restaurante Submarino . Y el
segundo dÃa para visitar el Museo de las Ciencias
(especialmente interesante
para ir con niños, pero poco atractivo para los adultos) y
l'Hemisferic (Que contiene un planetario y cine IMAX).
A pesar de la relativa decepción que me causaron tanto el museo como el
cine, lo cierto es que vale la pena ir aunque solo sea para ver el
absolutamente impresionante conjunto arquitectónico
formado por los
edificios del Museo, l'Hemisferic, l'Umbracle y el Palacio de las artes (Aun
en construcción cuando estuvimos nosotros)
El tercer dÃa lo dedicamos a visitar la ciudad de Valencia
. De la mano de
tÃa EncarnÃn visitamos las zonas mas tÃpicas del caso antiguo, de las que
me llamó mas la atención (por su tipismo) la Plaza Redonda. Aunque sin
desmerecer otros lugares como el Palacio del Marques de Dos Aguas (Sede del
Museo de Cerámica), la Lonja de la Seda, el Mercado Central o la Catedral,
con su famosa torre conocida como El Miguelete.
A la hora de comer, y dada mi insistencia en degustar un buen Arroz a la
Cazuela, nos llevaron al restaurante La Riuà ,
especializado en arroces (En Valencia se hacen muchos tipos de platos con
arroz, aparte de la archiconocida paella)
Al final de la tarde y para recuperarnos de la caminata nos fuimos a la famosa HorchaterÃa
Daniel , en Alboraya (El
autobús te deja justo a la puerta) para probar
su famosa horchata y fartones (dulce tÃpico Valenciano)
El siguiente dÃa partimos hacia Cuenca, con la idea de hacer paradas en
Villanueva de la Jara y en Alarcón. Villanueva de la Jara
es un bonito
pueblo con una hermosa plaza mayor de concepción renacentista, que bien
se merece un paseo por sus calles.
La siguiente parada fue la propia ciudad de Cuenca . Allà nos alojamos en
el Parador Nacional
(Convento de San Pablo), auque la primera noche la
tuvimos que pasar el Hotel Torremangana , por estar el Parador completo.
La opción del Parador Nacional no es ciertamente barata, pero su ubicación
excepcional (a pocos minutos a pie del centro, pero a la vez lejos del
bullicio), su carácter histórico (Es un edificio del sigo XVI) y la excepcional
vista sobre la hoz del rÃo Huecar y las Casas Colgadas, merecen el
rascarse el bolsillo.
La ruta por la ciudad de Cuenca
nos llevó, desde el Parador, atravesando
el rÃo Huecar por el puente de hierro, hasta las archiconocidas Casas
Colgadas y de ahà a la cercana Plaza Mayor, centro de todas las rutas turÃsticas
por la ciudad antigua. A mi particularmente lo que me gusto
mas fue la subida hacia el barrio del Castillo, con su excepcional vista
de la ciudad y de los rÃos Jucar y Huecar (que la rodean).
Los dos dÃas siguientes, para descansar las piernas, nos dedicamos a
visitar en coche la Sierra de Cuenca
,
llevándome la agradable sorpresa
de encontrarla prácticamente tan salvaje como cuando estuve en ella de
acampada a finales de los 70.
Un sitio que puedo recomendar, auque implique desviarse algunos Km.
es Vega de Codorno, curioso pueblo formado por múltiples "barrios"
alineados a lo largo de la carretera y formado cada uno por unas pocas
casas. En el Barrio de los Eustaquios está la Pensión-Restaurante El Chopo
,
donde por un precio de los antes se puede comer un abundante y casero menú (Artatunos, Morteruelo, Cordero Asado, Caldereta de Ciervo...)
en un ambiente familiar.
El segundo dÃa de ruta por la Sierra nos llevo a la Ciudad Encantada
(visita
obligada si se viaja a Cuenca) y por la carretera que discurre paralela
al Jucar hacia Tragacete, uno de los pueblos mas importantes de la serranÃa
Conquense donde, por no desentrenar el estomago se puede hacer un
alto en el restaurante El Gamo
para degustar una Sopa Castellana y un Cochinillo (por ejemplo...). Al gran
restaurante/bar
situado enfrente de la entrada de la Ciudad Encantada (al otro lado de la
carretera) NI ACERCARSE, es caro y el trato no cumple ni con los mÃnimos
exigibles en un establecimiento hostelero.
En plena SerranÃa esta el Parque del Hosquillo (Reserva Nacional de
Caza), donde es posible observar múltiples animales en estado salvaje
(incluso osos, con mucha suerte), pero para nuestra desgracia se requiere
de autorización previa para poder acceder, cosa que no supimos hasta el
ultimo momento y por lo tanto nos quedamos con las ganas..